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Otra prueba de que el encierro no es la única salida para los chicos que delinquen

“Desde los medios piden bajar la edad de imputabilidad de los chicos, nosotros proponemos rescatarlos de la calle y mostrarles que otra sociedad es posible”, afirma Omar Giuliani, director de Ruca Hueney, un hogar para chicos menores de edad en conflicto con la ley penal por causas de vandalismo, robos o adicciones. “Los que pretenden hacerlos responsables de la inseguridad los llaman pibes chorros, nosotros preferimos decir que son los hijos de los laburantes que este modelo económico ha abandonado”, dice Giuliani.

En mapuche, “Ruca Hueney” significa casa de amigos. Eso es lo que son Omar y su esposa Estela para los 72 pibes que conviven con ellos en el hogar situado en el paraje La Fraternidad, del partido de General Rodríguez. “Las historias de estos chicos demuestran que es posible otra salida distinta a la de meterlos presos”, aporta Estela.

“La cana siempre me detenía por disturbios en la vía pública o simplemente por pedir monedas, pero cuando te meten preso te sacan de un sistema de mierda para entrar en otro peor” cuenta Víctor, quien desde los cinco años deambuló por institutos. A los 15 años llegó al hogar por primera vez. “Y no me quise ir más”, recuerda. A los 20, Víctor tiene una perspectiva muy distinta de la realidad. “A los pibes de la calle hay que ayudarlos a generar oportunidades, hoy están todos hechos mierda por el paco, cuando tendrían que estar en la escuela. A los políticos les gusta hablar del futuro, pero para esos chicos el futuro llegó hace rato”, agrega.

Otro de los relatos fuertes es el de Gastón. “Hace algunos años, mucha gente de este barrio pedía que mataran a los pibes chorros, incluso en los negocios habían pegado una hoja con un listado de nombres que los vecinos le iban a pasar a la policía para que los bajaran, yo estaba en esa lista”, recuerda. Desde hace tres años, Gastón es uno de los educadores de la organización. “Ante el mismo problema, dos soluciones: liquidarlos o integrarlos, nosotros elegimos trabajar con ellos y después de diez años demostramos que se puede ganar la batalla sin criminalizarlos”, dice Giuliani. “Al principio, yo venía acá para esconderme de la cana, me quedaba un par de días y después volvía a las andanzas, pero de a poco me fui dando cuenta de que la salida estaba en construir una sociedad diferente”, completa Gastón.

La historia. El proyecto comenzó en abril de 1999, como una iniciativa del matrimonio que, preocupado por la realidad social, alquiló un pequeño lugar para dar apoyo escolar y merendero a los niños de la zona.“La gran cantidad de pibes que empezaron a venir, sumados a los adolescentes que habían abandonado la escuela y que llegaban con causas por vandalismo, adicciones y robos, superó nuestras posibilidades de abordaje y los recursos humanos y económicos con que contábamos, por lo que decidimos buscar apoyo de otras organizaciones y apostar al crecimiento”, recuerda Estela.Así fue como se conectaron con organismos internacionales que contribuyeron económicamente para desarrollar la iniciativa. “Conseguimos un predio abandonado y empezamos a refaccionarlo, allí nos instalamos y nació Ruca Hueney, que funciona como hogar de día y hogar convivencial”, relata Giuliani.

Darles un techo a estos chicos desamparados no es la única tarea que desarrollan. Una escuela comunitaria, un jardín maternoinfantil, una cooperativa de trabajo y hasta talleres de circo forman parte del proyecto social que cuenta con la participación de más de veinte educadores populares. “A principios de 2003, comenzamos con la cooperativa de trabajo en la cual participan los padres de los niños que asisten al hogar de día y nuestros adolescentes”, cuenta Estela. “La idea es que los pibes le den valor al trabajo y aprendan un oficio que les sirva para ganarse el pan cuando formen su propio hogar”, expresa Giuliani.

Fuente: Crítica de la Argentina, 02/01/08
Reseña Niñez y Adolescencia en los Medios, Periodismo Social