Tiene 16 años, robó golosinas y podrían condenarlo hasta 10 años de cárcel
Un adolescente de 16 años podría ser condenado hasta diez años de prisión por robar golosinas y galletitas por un valor de 150 pesos en un almacén y un maxikiosco del barrio porteño de Villa Urquiza. El acusado espera el juicio en libertad, pero podría terminar en la cárcel. La Sala VI de la Cámara del Crimen porteña confirmó ayer (8/10) su procesamiento por el delito de “robo agravado en poblado y en banda”.
El adolescente está acusado de robar los dos comercios tras romper los vidrios. El hecho habría ocurrido en 2007. Es decir, no usó armas ni amenazó a los empleados. En los dos hechos estuvo acompañado por dos cómplices que lograron escapar y nunca fueron detenidos. El valor del botín de los ladrones no alcanzaría para pagar las fotocopias del expediente: dos cajas de Tita, dos de Rhodesia, tres de Bon o Bon, una de alfajores Dulce Reina, tres bolsas de caramelos Arcor, cinco paquetes de galletitas Sonrisas, cinco de Merengadas, cinco de Mellizas y cinco de Diversión.
La Sala VI de la Cámara del Crimen es la misma que en febrero de este año confirmó el procesamiento de un joven que había robado un Mantecol y una colonia en un mercado.
Ultimo recurso. “Según la Convención de los Derechos del Niño, la privación de la libertad de un chico debería ser la medida de último recurso y del menor tiempo posible. Esto siempre y cuando se trate de un delito grave del sistema penal. Un reciente informe oficial revela que en el país hay 6.294 adolescentes acusados de cometer delitos. El 29% está detenido”, dijo a Crítica de la Argentina Gimol Pinto, especialista en Protección de Derechos de Unicef Argentina.
“Cuando se trata de delitos contra la propiedad privada y no hubo homicidio, se debe buscar una salida alternativa. Para ello existe la probation, indicada para la suspensión de juicio a prueba y otorgar una respuesta más humana en la justicia penal. Al menor no hay que criminizarlo”, opinó Diego Freedman, abogado especialista en derecho penal y juvenil. El abogado constitucionalista está de acuerdo con el procesamiento: “Me parece correcto porque apoderarse de bienes ajenos es un hecho ilícito, pero no significa necesariamente que esa persona tenga que ser condenada. Si demuestra que su conducta respondió a una razón justificable no debe ser condenado. No significa que la pena tenga que consistir en una privación de la libertad pese a que objetivamente se cometió un delito”.
Restitución de derechos. “Que se procese a un adolescente por robar golosinas me parece una locura. Hay que generar programas de restitución de derechos en los chicos, a quienes hay que resocializar en lugar de castigar”, dijo Jorge Toro, director de Niñez de San Juan, quien colaboró en el informe sobre los derechos humanos de los adolescentes en el sistema penal argentino, elaborado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, Unicef y la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref).
La ley penal juvenil. El diputado del ARI Autónomo Emilio García Méndez, especialista en minoridad y presidente de la Fundación Sur Argentina, opinó que la resolución de la Cámara del Crimen es consecuencia del funcionamiento del sistema judicial. “Lo que ha ocurrido es un verdadero despropósito. Desde el sentido común y desde pensar la política criminal, incluir, si efectivamente ésta es la acusación, y poner en movimiento la gigantesca máquina de la Justicia para una bagatela como ésta, como es robar chocolates, deberían darles vergüenza a los jueces por no reflexionar un poco sobre la desproporción entre costos y beneficios que están produciendo. Además se le está dando un mensaje a la sociedad: con los ladrones de cuello blanco no hay problemas, pero los menores que roban golosinas no se escapan de la Justicia. Es grotesco. Hay otros casos como éstos. Eso es lo peor. Hay muchos jóvenes que están privados de la libertad y no se impulsa una ley penal juvenil.”
Un despropósito. David Funes es director de Niñez de Mendoza. Aseguró que “el fallo es un despropósito y un sinsentido porque, en lugar de darle al menor un abordaje penal hay que tratarlo, reeducarlo, ver sus vínculos familiares y reintegrarlo a la sociedad. Que lo hayan procesado por sustraer golosinas, lo que podría llevarlo a la cárcel por diez años, es una agravante. No puso en riesgo la vida de nadie ni usó un arma de fuego. Por eso fue importante el informe realizado por el Gobierno y Unicef. He participado en ese estudio que trata de trazar una radiografía del sistema penal en los adolescentes imputados por delitos. Creo que la solución no es penar, sancionar o procesar a un chico que tiene este tipo de conductas delictivas. Los menores que delinquen no hacen más que reflejar el problema de una sociedad que los está dejando a un lado. Hay que reforzar programas sociales y darles una salida que no sea punitiva”.
Fuente: Crítica de la Argentina – 09/10/08
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